Análisis : OCÉANOS
Contar lo incontable
El Índice de Salud de los Océanos de Conservación Internacional es engañoso y no sirve para fundamentar posibles medidas correctivas
El autor de este artículo es Johán H. Williams (Johan-h.williams@nfd.dep.no), especialista jefe del Ministerio de Pesca y Asuntos Costeros de Noruega
No todo lo que se puede contar cuenta y no todo lo que cuenta puede ser contado”, es una célebre frase que algunas veces se atribuye a Albert Einstein y otras al sociólogo William Bruce Cameron.
Conservación Internacional (CI), organización medioambiental sin ánimo de lucro, ha invertido bastante tiempo y dinero en refutar esa idea con la publicación de un documento titulado “Índice de Salud de los Océanos” (disponible en www.conservation.org o en www.oceanhealthindex.org).
El problema no radica en la iniciativa de CI ni en el documento, sino en que muchos utilizan sus resultados como referencia indiscutible. Resulta que no lo es, como intentaré demostrar con algunos ejemplos tomados al azar de las clasificaciones presentadas en el informe, que me pareció divertidísimo.
Los principales socios científicos de CI son el Centro Nacional de Análisis y Síntesis Medioambiental de la Universidad de Santa Bárbara y el proyecto...
Análisis : OCÉANOS
Contar lo incontable
El Índice de Salud de los Océanos de Conservación Internacional es engañoso y no sirve para fundamentar posibles medidas correctivas
El autor de este artículo es Johán H. Williams (Johan-h.williams@nfd.dep.no), especialista jefe del Ministerio de Pesca y Asuntos Costeros de Noruega
No todo lo que se puede contar cuenta y no todo lo que cuenta puede ser contado”, es una célebre frase que algunas veces se atribuye a Albert Einstein y otras al sociólogo William Bruce Cameron.
Conservación Internacional (CI), organización medioambiental sin ánimo de lucro, ha invertido bastante tiempo y dinero en refutar esa idea con la publicación de un documento titulado “Índice de Salud de los Océanos” (disponible en www.conservation.org o en www.oceanhealthindex.org).
El problema no radica en la iniciativa de CI ni en el documento, sino en que muchos utilizan sus resultados como referencia indiscutible. Resulta que no lo es, como intentaré demostrar con algunos ejemplos tomados al azar de las clasificaciones presentadas en el informe, que me pareció divertidísimo.
Los principales socios científicos de CI son el Centro Nacional de Análisis y Síntesis Medioambiental de la Universidad de Santa Bárbara y el proyecto Seas around us (Nuestros mares) de la Universidad de la Columbia Británica.
La portada del documento declara su único objetivo: “establecer una nueva norma mundial para medir la salud de los océanos”, añadiendo a continuación que “científicos y expertos marinos han creado un baremo para calcular la sostenibilidad de los numerosos usos que damos a los océanos y presentan cifras concretas que muestran lo lejos o lo cerca que está un país de la explotación equilibrada del mar”.
La página del Índice por Países señala: “El Índice mide el estado global de los océanos mundiales. La puntuación nos dice qué cosas van bien y cuáles reclaman atención. La nota de cada uno de los 221 países y territorios se ha calculado con base en sus zonas económicas exclusivas (ZEE). Cada ZEE se evaluó en función de diez parámetros y su posición en el Índice se basa en la media de las diez puntuaciones recibidas. Compare los países explorando el mapa interactivo y las tablas”. (Ver tabla).
Seguidamente afirma que “las puntuaciones generales y las específicas para cada parámetro permiten una comparación directa entre todos los países… Un océano saludable redunda en beneficio de las poblaciones actuales y futuras. El Índice evalúa los océanos del mundo en función de diez objetivos públicos que representan las importantes ventajas derivadas de un ecosistema marino sano”.
Los resultados sitúan al archipiélago Heard y McDonald a la cabeza de la lista y a Islandia en el puesto 156. Merece la pena observar que el primero está deshabitado. Islandia, famosa por la limpieza de sus aguas, la correcta gestión de su pesca y su calidad de vida, en el lugar 156, aparece muy por debajo del Sáhara Occidental (60) y de Bangladesh (112). ¿Curioso? No se preocupe, hay más sorpresas. La inhóspita isla Clipperton, en el Pacífico, ocupa el número 209, lejos del ideal de “explotación equilibrada del mar”.
Objetivos públicos
Examinemos en detalle esos diez objetivos públicos del listado por países. Dentro de “Protección costera” (preservación de hábitats que resguardan el litoral: “Este objetivo mide el estado y la extensión de los hábitats que protegen la costa de marejadas e inundaciones”), lideran la clasificación Bangladesh, Benín, Bélgica, Países Bajos y unos cuantos países más que superan los cien puntos, mientras que los Estados Unidos quedan en el lugar 61 e Islandia en el 115. La posición de Islandia se explica porque un país que permite a sus volcanes arrojar cenizas y lava al mar sin ton ni son no se merece otra cosa.
En el capítulo de “Oportunidades para la pesca artesanal” (garantizar el acceso de la población local a la pesca artesanal: “Este objetivo mide si las personas que necesitan pescar a escala local y reducida tienen la oportunidad de hacerlo” o “Este objetivo evalúa la medida en que un país permite o alienta la pesca artesanal en relación con la demanda de oportunidades de pesca”), las islas Ámsterdam y San Pablo del archipiélago de Kerguelen, y las Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur lideran la lista con cien puntos.
Al parecer estas islas despobladas ofrecen inmejorables oportunidades para la pesca artesanal. Es una lástima que nadie viva en ellas, por mucho que haya un puñado de personas que llevan las instalaciones de investigación. Cuando no hay “demanda de oportunidades de pesca” y no se permite ni alienta nada, no hace falta ser un genio de las matemáticas o un Einstein para marcar cien puntos, que, como promete CI, es “una cifra concreta”. Cabe preguntarse si significa algo.
La isla Jan Mayen en el nordeste atlántico, aparece en el lugar 27, pero desgraciadamente no tiene ningún puerto, lo que limita las oportunidades para la pesca artesanal. Alberga solo a 20 almas, ocupadas en mantener una estación meteorológica.
En el parámetro de “Limpieza de las aguas” (minimizar la contaminación, donde se mide la presencia de contaminantes como residuos, nutrientes, agentes patógenos y productos químicos), una vez lideran la lista Heard y McDonald, con 100 puntos, junto con el archipiélago de Kerguelen, Bouvet y otras islas deshabitadas. El Reino Unido aparece en noveno puesto, Egipto en el 34, los Estados Unidos en el 62 y Benín en el 219.
Es una ironía exquisita: Benín se encuentra a la cabeza de la clasificación mundial por la conservación de los hábitats costeros y la protección del litoral, y en la cola por la contaminación de esas mismas áreas.
En el capítulo de “Medios de vida y economías costeras” (empleo y prosperidad de las economías costeras: “Este objetivo mide la capacidad de un país de mantener los medios de vida y las economías de la costa en diez sectores marinos, desde la navegación y el transporte hasta la energía undimotriz y maremotriz”), destacan Albania, Bangladesh, Gambia y Liberia, con la máxima puntuación de 100.
Haití se queda en el puesto 40, lógico tal vez porque el país todavía sufre las consecuencias del terremoto. Mucho peor están los Países Bajos, en el puesto 120, que evidentemente deberían hacer un gran esfuerzo para ponerse a la altura de Liberia.
Noruega, cuya población costera se aprieta el cinturón para pagar la gasolina de los tres coches por familia, ocupa el puesto 127, ligeramente por delante de la isla Jan Mayen, en el 128, bien merecido porque nadie vive en ella.
Que Somalia aparezca en el número 134 tampoco es difícil de entender, pero tal vez sea un consuelo para los habitantes marginados de la costa somalí saber que disfrutan de una calidad de vida mayor que sus “camaradas de armas” estadounidenses, cuyo país figura llamativamente en el lugar 146 en cuanto a medios de vida y economías de la costa.
En el capítulo de “Provisión de alimentos” (recolección sostenible de alimentos del mar: “Este objetivo mide la cantidad de alimentos extraídos o cultivados en el mar de manera sostenible”), las islas Salomón ocupan el primer puesto, mientras que Heard y McDonald están en el 9º y las Kerguelen en el 15º. El archipiélago de las Kerguelen, que está deshabitado, encabeza la lista en oportunidades de pesca para unos pescadores que no existen, pero baja hasta el lugar número 15 en cuanto a la extracción sostenible de recursos. Probablemente se deba al mal funcionamiento de su inexistente flota pesquera industrial.
En el puesto 26 aparece Rumanía, muy por delante de grandes productores de alimentos del mar como los Estados Unidos (31), España (39) o Islandia (75). Estos tres países presentan al parecer un sector alimentario insostenible.
Las islas Bouvet (147) y Clipperton (149) hacen gala de una producción alimentaria más sostenible que la sexta nación pesquera del mundo, que es Rusia (150).
Salta a la vista que el “Índice de Salud de los Océanos” no sirve para ningún objetivo serio, como he explicado en varias reuniones con altos cargos de CI. La organización reconoce que la falta de datos indiscutibles obligó a recurrir a numerosos indicadores indirectos que arrojan resultados “sorprendentes”. Ningún dato concreto pero muchas cifras concretas.
Cuesta entender por qué continúa CI revisando y publicando este engañoso Índice. Como su elaboración entraña mucho trabajo y costes sustanciales, cabe imaginar que una organización profesional como CI acomete este ejercicio con alguna intención.
Y la única intención que se me ocurre es la de inducir a error y a engaño. Yo recomendaría a CI que arroje el Índice por la borda y se una a los esfuerzos globales por mejorar y aumentar la capacidad del océano de producir y suministrar alimentos y otros géneros en provecho de una población mundial que no cesa de aumentar, en condiciones de sostenibilidad ambiental, económica y social.
Tabla: Clasificación por países (Índice de salud de los Océanos)
País
|
Puesto
|
Puntuación
|
Islas Heard y McDonald
|
1
|
94
|
Saba
|
2
|
90
|
Islas Howland y Baker
|
3
|
88
|
Archipiélago Kerguelen
|
4
|
86
|
San Eustaquio
|
5
|
85
|
Islas Fénix
|
6
|
84
|
Bonaire
|
7
|
84
|
Islas del Príncipe Eduardo
|
8
|
83
|
San Martín Norte
|
9
|
82
|
Curaçâo
|
10
|
81
|
Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur
|
11
|
80
|
Seychelles
|
12
|
77
|
Tuvalu
|
13
|
77
|
Wallis y Futuna
|
14
|
76
|
Aruba
|
15
|
76
|
Vanuatu
|
16
|
75
|
Territorio Británico del Océano Índico
|
17
|
75
|
Croacia
|
18
|
75
|
Noruega
|
19
|
74
|
Isla Macquarie
|
20
|
74
|
Fuente: www.oceanhealthindex.org/Countries/
Más información
www.oceanhealthindex.org/
Índice de Salud de los Océanos
www.conservation.org/global/marine/initiatives/ocean_health_index/pages/ocean_health_index.aspx
Conservación Internacional