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SAMUDRA Report

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junio
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1992
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Análisis
DE LA ESCLAVITUD A LA CONQUISTA DE LA CIUDADANIA
Antonio Diegues y Luiz Silva
Los pescadores artesanales brasileños junto con los seringueiros1 y los ribereños del Amazonas fueron una de las últimas clases sociales de Brasil que conquistaron efectivamente la ciudadanía. Esta conquista tardía consecuencia de los derechos del ciudadano no se debe solamente al aislamiento geográfico que caracteriza a los pescadores, dispersos en comunidades pequeñas a lo largo del litoral, ríos y lagos, sino principalmente a las estructuras de dominación en las que estaban insertos.
Durante el periodo colonial mu-chos datos parecen indicar que la actividad pesquera provenía sobretodo de la explotación del trabajo esclavo que aseguraba el abaste-cimiento del pescado en latifundios, haciendas y centros urbanos, particularnmente en el noreste de Brasil, durante el ciclo de producción de caña de azúcar para la exportación. En ese sentido, al igual que todos los esclavos que trabajaban en los latifundios, los pescadores-esclavos eran al mismo tiempo mercadería y propiedad de sus amos. No tenfan derecho alguno, a no ser este trabajo servil.
El fin de la esclavitud en Brasil ocurrió en 1888, esto es, al final del siglo pasado. Ya en 1919 los pescadores estaban...
Análisis
DE LA ESCLAVITUD A LA CONQUISTA DE LA CIUDADANIA
Antonio Diegues y Luiz Silva
Los pescadores artesanales brasileños junto con los seringueiros1 y los ribereños del Amazonas fueron una de las últimas clases sociales de Brasil que conquistaron efectivamente la ciudadanía. Esta conquista tardía consecuencia de los derechos del ciudadano no se debe solamente al aislamiento geográfico que caracteriza a los pescadores, dispersos en comunidades pequeñas a lo largo del litoral, ríos y lagos, sino principalmente a las estructuras de dominación en las que estaban insertos.
Durante el periodo colonial mu-chos datos parecen indicar que la actividad pesquera provenía sobretodo de la explotación del trabajo esclavo que aseguraba el abaste-cimiento del pescado en latifundios, haciendas y centros urbanos, particularnmente en el noreste de Brasil, durante el ciclo de producción de caña de azúcar para la exportación. En ese sentido, al igual que todos los esclavos que trabajaban en los latifundios, los pescadores-esclavos eran al mismo tiempo mercadería y propiedad de sus amos. No tenfan derecho alguno, a no ser este trabajo servil.
El fin de la esclavitud en Brasil ocurrió en 1888, esto es, al final del siglo pasado. Ya en 1919 los pescadores estaban vinculados, muchas veces a la fuerza, a las llamadas “Colonias de Pescadores” manejadas por la Marina con la finalidad de controlar esas poblaciones y convertirlas en “defensoras del litoral brasileño”.
El período colonial
La pesca, con la excepción de la caza de la ballena, tenía un carácter de subsistencia con el excedente vendido en los centros urbanos. En la región sur y sureste, esa pesca estaba muchas veces asociada a los ‘fondos de subsistencia’, esto es, a aquellas áreas de la economía de subsistencia que existían intercaladas con los latifundios exportadores, principalmente los de caña de azúcar (Diegues, 1983). En ese sentido, muchos pescadores ribereños eran en realidad agricultores-pescadores que ejercían ai mismo tiempo la pesca y la agricultura. Muchas de esas áreas de subsistencia eran anteriormente exportadoras y con el fin del ciclo de la monocultura volvieron a la policultura. Es el caso del litoral del sur de Sao Paulo cuando se produce el fin del ciclo del arroz y muchos agricultores pequeños pasan a ejercer la pesca (Diegues, 1973).
En el Noreste, donde el régimen esclavista era el dominante durante todo el periodo colonial, la actividad pesquera se practicaba dentro del marco del latifundio utilizando mano de obra esclava.
Las actividades principales en esta formación social esclava en el noreste, estaban ligadas a la exportación y no excluían otros tipos de actividad, que volcábanse al mercado interno. La pesca era una de las producciones que más se destacaron en este período, ligada al abastecimiento interno de la Colonia.
De esta manera, según un relator holandés de 1630, habla en la ciudad de Olinda, 300 esclavos empleados exclusivamente en la pesca, cuando la población de esta ciudad apenas alcanzaba las 4 800 personas (Silva, 1991). En 1854, último siglo de la esclavitud en Brasil, en Rio de Janeiro, de los 1991 pescadores matriculados en las Capitanía de Puerto, el 47% eran esclavos (Informe del Ministerio de la Marina, del año 1854).
En 1836, el Diario de Pernambuco anunciaba la venta de ‘un esclavo’con oficio de pescador de red, de canoas y hábil para todo servicio” (Diario de Pernambuco, 18 de abril de 1836).
En los últimos años de la esclavitud, el número de pescadores existentes en Brasil, según el Censo de 1872, era de 17 742. En las provincias al igual que en las bahías, el número de pescadores de acuerdo con el mismo Censo, alcanzaba las 4 662 personas (Silva, 1991).
Todas estas personas eran parte del mercado regional de alimentos, y ciertas ciudades, como Recife, tenían mercados de pescado desde el siglo XVII (Silva, 1988).
Fueron sobretodo estas personas las que sentaran las bases para la existencia de un modo de vida y una cultura marítima en Brasil, constituyendo el grupo más claramente dedicado a enfrentar las contiendas marítimas, tareas del mar.
Percibiendo esto, tomó cuerpo en la Marina de Guerra Brasileña, a mediados del siglo XIX, la idea de que tos pescadores constituían una reserva naval para la Armada.
De ese modo, las primeras medidas tomadas por el Estado- Nación al respecto de la pesca se referían precisamente a la matricula y división por distritos de los pescadores de Brasil. De esta forma, se sabría precisamente cuantos eran y donde estaban, para reclutarlos en la Armada.
A pesar de todo, la aplicación de las leyes de reclutamiento de pescadores no se diò sin que hubiese gran resistencia dé parte de ellos mismos.
Durante el Imperio, los pescadores prescindían de matrículas en las capitanías de Puerto, huían de sus distritos, etc. Ya en el período republicano, hubo insurrecciones de pescadores, como las ocurridas en Rio de Janeiro en 1903, y en Ceará en 1904. En ellas, murieron muchos y un número mayor fueron heridas. La razón de ambas: resistir al reclutamiento obligado de los pescadores por la Marina de Guerra (Silva 1991).
Posteriormente, en 1919, surgen en Brasil a través del Estado las llamadas Colonias de Pescadores. Estas constituirían posteriormente una alternativa consensual propuesta por los militares de la Armada que intentaba minar la resistencia de los pescadores al reclutamiento.
Según el discurso oficial, las colonias “obedecían a una forma más moderna y más amplia de mirar la defensa nacional, pero sobretodo el amparo de nuestro bravo pueblo costero” (Vilar, 1945).
Las colonias, situadas a nivel local, eran concebidas como Federaciones Estatales y la Confederación General de Pescadores de Brasil, con sede en Rio de Janeiro. Los cargos de mando en este sistema de representación eran tradicionalmente ocupados por militares, comerciantes, armadores de pesca, etc., nunca por pescadores.
Tal situación se mantuvo más o menos hasta la década de 1960, salvo excepciones, como en Pernambuco, donde la articulación de los pescadores con el movimiento campesino (las “Ligas de Campesinos”), las denuncias contra la contaminación de rios, estuarios, y del litoral por industrias, y los intentos por conquistar la Federación Estatal de Colonias animaron un incipiente movimiento social de pescadores (Callou, 1983).
La década de los 60s
La pesca artesanal pasó por varias transformaciones a partir de la década de los 50s, con la creciente urbanización de la región litoral brasileña asociada a la mayor demanda de alimentos. Hasta entonces, una parte considerable de la producción pesquera, por encima del 50%, era de procedencia artesanal.
En 1962, con la creación del SUDEPE, se decide la creación de una industria pesquera nacional, basada en empresas de pesca. A partir de 1967, se canalizaron voluminosas inversiones provenientes de los impuestos fiscales para la construcción de empresas de captura y aprovechamiento del pescado. Entre 1967 y 1974, se invirtieron más de 100 millones de dólares en empresas de pesca, no obstante que la ayuda a la pesca artesanal a través del PESCART (Programa de Apoyo a la Pesca Artesanal) no sobrepasó los 10 millones de dólares (Diegues, 1963). Gran parte de esos pocos recursos nunca llegaron a manos de los pescadores artesanales, siendo utilizados principalmente en la mantención de la burocracia estatal del sector.
Los resultados de esas inversiones en industrias de pesca no fueron alentadores. Con una relativa escasez de peces en aguas litorales, la sobre-pesca de especies destinadas a la exportación, como el camarón, la langosta, y el sobredímen- sionamiento de las estructuras en tierra (grandes fabricas de hielo, cámaras frigoríficas, etc.) llevaron a la quiebra a muchas de las empresas.
Asimismo, la pesca artesanal continuó siendo una actividad importante en el sector pesquero, sea proporcionando mano de obra o vendiendo su producto a las empresas recién constituidas.
Por otro lado, los pescadores artesanales continuaban perteneciendo a las colonias, la mayoría de las veces dominadas por personas extrañas al sector o por comerciantes que controlaban todavía la comercialización de la producción.
Los conflictos de la pesca artesanal, con la pesca empresarial capitalista también aumentaron a partir de aquella década. Los grandes arrastrado-res exterminaban los cardúmenes de peces y los bancos de camarones capturados por los pescadores artesanales. Los instrumentos de pesca de los pequeños pescadores eran y son frecuentemente destruidos por los barcos de pesca industrial, generando reacciones violentas de parte de los pescadores artesanales perjudicados (Diegues, 1983; Melo, 1989; Laureiro, 1985).
A esos conflictos con la pesca industrial capitalista, se suman aquellos provenientes de la degradación y contaminación costera, contribuyendo a estimular una reacción emergente de los pescadores artesanales.
Entre esos procesos, la expansión urbana ha sido la mayor causa de destrucción de importante vegetación de manglar en áreas de reproducción de especies costeras de pescado como en Bahía de Guanabara, Todos los Santos, Bahía de Sao José y Sao Marcos, y en numero-sos estuarios del noreste y sudeste del país.
Los manglares han sido cortados para la implantación de complejos urbanos que privilegian a la clase media y a la burguesía, como ocurrió en Corôa de Meio en Aracajú, Sergipe. Inicialmente, las comunidades de cazadores de cangrejos re-sidentes allí fueron desalojados y el manglar totalmente cortado, lo que provocó la invasión de las aguas del mar que acabaron por destruir calles, amenazando las propias construcciones.
Se lotearon importantes playas y arrecifes, poniendo en riesgo la propia existencia de esos ecosistemas, como ocurrió en la Isla Comprida, en Sao Paulo. Además de eso, numerosas islas fueron y están siendo privatizadas para áreas de pasatiempo y de la marina, de las cuales han sido expulsados los pescadores artesanales.
Se instalaron puertos y grandes complejos químicos y petroquímicos, dentro de ecosistemas de gran productividad biológica y de gran valor escénico y turístico, como ocurrió en la Laguna de Mundau y Manguaba, en Alagoas, una zona estuarina de Suape, en Pernambuco, en la Laguna de los Patos, en Rio Grande del Sur.
Con la implantación del Proalcohol, la expansión de la caña de azúcar subsidiada invadió los terrenos del noreste, haciendo suyas las áreas contíguas a los manglares, como ocurrió en Mamanguape, en Paraíba. Toneladas de pulpa de vino, residuo de la destilación y biocidas, son criminalmente vertidas en rios y estuarios.
Las consecuencias de tales impactos son irreversibles, causando una destrucción total de preciados ecosistemas productores de alimento para las poblaciones de bajos ingresos, como ocurrió con la total destrucción de centenares de hectáreas de manglar por las salinas de Galinhos, en Rio Grande del Norte. El Lago de Batata, en el Amazonas fue totalmente contaminado por los desechos de la minería.
Otro factor de destrucción de los ríos y lagos del Amazonas es el uso del mercurio para el tratamiento del oro, particularmente en rios como el Madeira, Gauporé y Mamoré. Los niveles de contaminación como consecuencia de ellos son tan elevados que se aproximan a aquellos que causaron el Mal de Minamata que mató centenares de personas en Japón, en la década del 60.
Tales procesos, además de afectar la calidad de vida de la población brasileña como un todo, tienen consecuencias aún mas desastrosas en los pescadores artesanales, que terminán casi siempre siendo expulsados de sus tierras y playas.
Además de esos procesos de degradación ambiental, ciertas acciones del Estado también han contribuido a dificultar aún más la ya penosa sobrevivencia de las comunidades de pescadores artesanales. Entre ellas, esta la creación de parques y reservas en áreas tradicionalmente ocupadas por dichas comunidades.
Numerosos parques y reservas ecológicas en el litoral brasileño fueron creados sin previa consultan a los pescadores, que viven del uso de sus recursos naturales. En realidad, si ellos se mantenían reservados era precisamente gracias al respecto que los pescadores artesanales tenían por los mismos, de los cuales dependen para vivir. La creación de dichas unidades de conservación ha elevado sistemáticamente la prohibición de las actividades pesqueras y hasta la expulsión de los pequeños productores de sus playas. Por otro lado la fiscalización siempre cae sobre el pescador artesanal, sin afectar a la pesca industrial, los barcos de arrastre, los aserraderos y madereras, las empresas de palmito, etc. Esta actitud injusta deja a los pescadores artesanales y pequeños productores ribereños como los malvados de la historia, causantes de la destrucción ecológica, etc. Guiados por una visión urbana de los problemas de la conservación, los pseudo-ecologistas terminan penalizando a qùienes más necesitan las aguas limpias y no contaminadas para alimentar a sus familias y a la población brasileña y precisan de esos manglares, ensenadas y playas no controladas por las constructoras para el ejercicio de su profesión.
Fue sin duda la rápida e intensa degradación del litoral una de las causas de las movilizaciones de los pescadores y comunidades costeras, a partir del final de la década del 70.
Los pescadores de Pernambuco en 1979 y 1980, denuncian el daño causado por los desechos de la producción de alcohol y residuos de la destilación del vino, de las industrias del Municipio de Goiana (Silva, 1989). Esas denuncias son apoyadas por la recientemente creada Pastoral de los Pescadores organizada por la CNBB - Comisión Nacional de los Obispos de Brasil. En esa lucha, hubo amenazas de muerte a nuevos dirigentes de los pescadores de parte de las industrias contaminantes. En 1983, los pascadores del mismo estado organizan una marcha en contra de la descarga de residuo de la destilación del vino en los ríos del Estado, a partir del rio Capibaribe, que baña en casi toda su extensión a la ciudad de Recife.
Esas manifestaciones de los pescadores crearon un hecho de gran importancia en una sector social hasta entonces totalmente dominado por la estructura corporativista de las Colonias de Pescadores, Federaciones y Confederaciones.
Esa lucha por la mejoría del medio ambiente costero se inserta dentro del movimiento emergente de los pescadores artesanales en su busca por la ciudadanía, iniciada durante el período del gobierno autoritario militar y que tomó fuerza con el fin de la dictadura y el comienzo de la democratización del país.
En ese período, los pescadores de algunas colonias comenzaron a organizarse para conseguir las presidencias de dichas organizaciones. Después de importantes movilizaciones, apoyadas casi siempre por la Pastoral de los Pescadores y los partidos políticos progresistas, se conquistaron algunas de esas presidencias de colonias y federaciones. En los estados de Pará, Bahía y Maranhao se conquistaron Colonias, en tanto que en otrosestados los pescadores llegaron a la presidencia de sus federaciones. En esos estados hubo luchas de mayor importancia que incluyeron prisiones, intimidaciones y hasta amenazas de muerte a los nuevos líderes. En 1984 se conquistó la Federación de los Pescadores de Pernambuco, y en 1987, la de Alagoas, seguidas de algunas otras conquistas en el sur del país (Silva, 1989).
Un gran logro de esa organización emergente de los pescadores artesanales fue su participación en la elaboración de la Constitución promulgada en 1989, en los asuntos relacionados con las actividades pesqueras. Para tal efecto, se realizaron varias reuniones entre 1986 y 1988. La razón principal de este movimiento buscaba la elaboración de una ley sobre el sistema de representación de los pescadores, en tanto que las luchas contra la contaminación de las aguas, por una previsión social para el pescador, etc., eran impedidas políticamente por dirigentes no-pescadores de las Colonias y Federaciones. Los pescadores intentaron revertir esta situación interviniendo en la elaboración de una Carta Magna a su favor, movimiento conocido como la “Constituyente de la Pesca”. Ese movimiento, a pesar del gran apoyo y participación del conjunto del sector, sufrió resistencia de parte de algunos presidentes de Federaciones Estatales controladas por sectores conservadores, todavía adheridos al sector pesquero que formaba parte de las estructuras residuales del régimen militar.
Al final de la elaboración de la Constitución el logro principal del movimiento fue, en primer lugar, el impulso dado a la organización de los pescadores y a sus conciencias, constituían una clase de pequeños productores esparcidos por el vasto litoral, y por los rios v lagos de Brasil. Se consiguieron además algunas conquistas importantes en el texto constitucional, como el derecho a organizarse en sindicatos libres e independientes de la tutela del Estado. Los pescadores también contribuyeron para que importantes ecosistemas, como el litoral brasileño y el pantanal matogrossense fuesen declarados regiones prioritarias para la conservación ambiental.
Otro resultado importante del movimiento fue la constitución del MONAPE -Movimiento Nacional de Pescadores. En calidad de movimiento, éste reune a los líderes de pescadores, representantes o no de colonias o sindicatos con la finalidad de democratizar las colonias de pescadores, hacer valer las conquistas realizadas en la Constitución, luchar por el mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo.
Uno de los temas prioritarios del MONAPE es la conservación de los hábitats marinos y fluviales como condición básica para que la pesca artesanal pueda realizarse de manera sustentable. En dos de sus encuentros nacionales, el de Juazeiro (Bahía) en agosto de 1990, y el de Olinda (Pernambuco) en octubre de 1991, la defensa del medio ambiente en beneficio de las poblaciones locales se constituyó en uno de los temas centrales. En esos encuentros, los representantes del MONAPE se preocuparon no solamente de la sobrepesca en los mares y ríos, lagos y represas, sino también por la progresiva y constante destrucción de los habitats naturales usados en la pesca artesanal como los manglares, lagunas, estuarios, arrecifes, etc.
Según decisiones tomadas en estos encuentros, las personas vinculadas al MONAPE se movilizarían en diversas campañas de esclarecimiento y denuncia contra la degradación del litoral brasileño, de los cursos de agua, lagos y represas.
La lucha de los pescadores por la conquista de la ciudadanía está hoy intimamente asociada a la preservación de los habitats y formas de vida, que representan una riqueza cultural de extrema importancia para Brasil.
Mientras los organismos gubernamentales continúen considerando a los pescadores artesanales como objetos de programas de asistencia social esta lucha no habrá terminado. El MONAPE es un movimiento ante todo de productores de riquezas y alimentos, y de trabajadores con una profesión definida, de ciudadanos con derechos v deberes como cualquier brasileño.