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SAMUDRA Report

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0973-1148
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julio
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2005
issue no:41
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Informe / CONFERENCIA
Un mar de mujeres
Una conferencia celebrada en España destacó el papel y estatuto de la mujer en la pesca y la acuicultura
Cornelie Quist (cornelie.quist@wolmail.nl) y Katia Frangoudes (Katia.Frangoudes@univ-brest.fr) del CEDEM, Universidad de Bretaña Occidental, Francia, son las autoras de este artículo.
Las previsiones de los organizadores se cumplieron. La Conferencia Internacional AKTEA Las Mujeres en la Pesca, el Marisqueo y la acuicultura: Aprendiendo del Pasado, Acciones en el Presente, Visiones para el Futuro (http://conference.fishwomen.org), celebrada del 10 al 13 de noviembre de 2004 en Santiago de Compostela (España), supuso un auténtico lugar de encuentro, de intercambio de experiencias, ideas y estrategias para las mujeres que trabajan en la pesca y la acuicultura en todo el mundo.
Asimismo, constituyó una oportunidad única para que las mujeres contactaran con investigadores de diferentes disciplinas de ciencias sociales, especializados en temas relacionados con la mujer y el sector pesquero. Los propios investigadores pudieron exponer y debatir su trabajo.
La iniciativa de la conferencia internacional provino de un grupo de investigadoras del programa FEMMES. Este programa, financiado por la Comisión Europea dentro del V...
Informe / CONFERENCIA
Un mar de mujeres
Una conferencia celebrada en España destacó el papel y estatuto de la mujer en la pesca y la acuicultura
Cornelie Quist (cornelie.quist@wolmail.nl) y Katia Frangoudes (Katia.Frangoudes@univ-brest.fr) del CEDEM, Universidad de Bretaña Occidental, Francia, son las autoras de este artículo.
Las previsiones de los organizadores se cumplieron. La Conferencia Internacional AKTEA Las Mujeres en la Pesca, el Marisqueo y la acuicultura: Aprendiendo del Pasado, Acciones en el Presente, Visiones para el Futuro (http://conference.fishwomen.org), celebrada del 10 al 13 de noviembre de 2004 en Santiago de Compostela (España), supuso un auténtico lugar de encuentro, de intercambio de experiencias, ideas y estrategias para las mujeres que trabajan en la pesca y la acuicultura en todo el mundo.
Asimismo, constituyó una oportunidad única para que las mujeres contactaran con investigadores de diferentes disciplinas de ciencias sociales, especializados en temas relacionados con la mujer y el sector pesquero. Los propios investigadores pudieron exponer y debatir su trabajo.
La iniciativa de la conferencia internacional provino de un grupo de investigadoras del programa FEMMES. Este programa, financiado por la Comisión Europea dentro del V Programa Marco de Investigación, se propone promover el trabajo en red de asociaciones de mujeres de los sectores pesquero y acuícola de Europa. En el pasado organizó tres seminarios para las pescadoras de aquellos países europeos donde el trabajo en red era más intenso. Posteriormente se pensó que una conferencia internacional brindaría la oportunidad de ampliar el trabajo en red y los vínculos de asociación de Europa con otras partes del mundo.
El éxito de la conferencia fue evidente. Así lo atestiguan, en primer lugar, el número y diversidad de participantes procedentes de todos los rincones del globo: de Noruega en el norte, de Mozambique en el sur, de la costa chilena en el este y de Filipinas en el oeste. Congregó a más de 170 personas: pescadoras, mariscadoras, procesadoras y vendedoras de pescado, investigadores, trabajadores sociales y animadores sociales que trabajan con mujeres.
Los asistentes tuvieron tres días para intercambiar experiencias y reflexiones sobre tendencias actuales y sobre las transformaciones que se prevén necesarias de cara al futuro. Con el ánimo de que todos pudieran expresarse, la conferencia se vertebró en torno a diversos tipos de eventos. Se celebraron sesiones plenarias con presentaciones orales, foros de debate en grupos más reducidos con personas invitadas y también una exposición de carteles en los que las mujeres podían mostrar visualmente su trabajo, sus experiencias y sus ambiciones.
Durante las sesiones plenarias y los foros, los investigadores pudieron poner a prueba sus teorías contrastándolas con la realidad de las mujeres que trabajan día tras día en las pesquerías. Por otro lado, las pescadoras obtuvieron herramientas analíticas para ubicar sus experiencias personales y locales en marco sistemático más amplio. Al mismo tiempo, pudieron familiarizarse con conceptos tales como producción y reproducción, participación y organización, privatización y globalización, diversificación y gestión de los recursos pesqueros.
Dada la diversidad en las culturas y las pesquerías de origen, los temas fueron muy variados. Con todo, fueron emergiendo paralelismos entre experiencias geográficamente muy distantes.
Un papel invisible
Una de las preocupaciones más compartidas fue la que despierta la «invisibilidad» del papel de la mujer en la pesca, reflejada en su exclusión de los procesos de toma de decisiones y su falta de acceso a los recursos pesqueros, a información, a formación oficial, crédito, seguridad y prestaciones sociales, etc.
Muchas de las actividades tradicionales de las mujeres, como la reparación y remiendo de redes, están desapareciendo. Asimismo, numerosas mujeres trabajan para la empresa familiar sin remuneración alguna. Las empresas de mujeres suelen ser a pequeña escala y deben competir con compañías y cadenas a gran escala (a menudo internacionales). Cuando se produce una crisis su peso suele recaer especialmente sobre los hombros de las mujeres de los hogares de pescadores, circunstancia que las obliga a trabajar más horas, a diversificar sus actividades generadoras de ingresos y a soportar penosas condiciones laborales.
Mientras debatían su situación, las mujeres también expresaron su inquietud a propósito de la degradación de los recursos y de las amenazas que encaran sus comunidades. En todo el mundo las comunidades tradicionales de pescadores sufren los efectos negativos de la globalización, tales como la intrusión del turismo de masas en las zonas litorales, el endurecimiento de las normas sanitarias de productos pesqueros que favorecen a las empresas (internacionales) a gran escala, así como la centralización de la gestión pesquera que fomenta la modernización de las flotas mediante la inversión de grandes capitales y la privatización de los derechos de pesca a través de la introducción de cuotas transferibles.
La porción de recursos pesqueros disponible para las comunidades pesqueras tradicionales mengua sin cesar con unas repercusiones sociales muy negativas. En Europa y América del Norte las comunidades de pescadores tradicionales también lidian contra la pérdida de ingresos, contra el paro y la despoblación. Paradójicamente, la capacidad pesquera en estas regiones ha aumentado notablemente en los últimos tiempos. En los países ribereños del lago Victoria en frica Oriental a las comunidades de pescadores tradicionales sólo les quedan las espinas de perca del Nilo para alimentarse. Los filetes enteros de esta especie se exportan al mercado europeo.
Antes, la captura, el procesado y el comercio suponían actividades integradas de una comunidad local. Hoy en día cada vez es más frecuente ver cómo grandes cantidades de pescado capturadas en un lugar del mundo se transforman en un segundo lugar y se consumen en un tercero. Las comunidades locales pierden el control de la gestión de sus recursos, del precio y de la calidad de su producto. En la conferencia se consideró que podía establecerse un vínculo entre la marginación de las comunidades pesqueras tradicionales y la marginación de la mujer en la pesca; entre la falta de reconocimiento de las pesquerías tradicionales y artesanales en tanto que estilo de vida y la falta de reconocimiento del papel productivo y reproductivo de las mujeres en la pesca.
El papel de las mujeres
Los foros proporcionaron la oportunidad de explorar con mayor detalle las cuestiones más preocupantes con relación al papel de la mujer y a su estatuto en la pesca y la acuicultura. Trataron del reconocimiento jurídico del trabajo de las mujeres; de sus papeles productivo y reproductivo; de su acceso al proceso decisorio y a recursos económicos; de las condiciones laborales y de la seguridad en el mar y en la costa; de estrategias para la gestión de los recursos; de la diversificación, y del turismo.
En el foro sobre El reconocimiento legal del trabajo de las mujeres se habló de lo determinante que es el estatuto jurídico de las mujeres para su acceso a la toma de decisiones y a recursos como crédito, formación, información y prestaciones sociales.
Por asombroso que parezca, hubo quienes opinaron que las mujeres que trabajan en las pesquerías de algunos países del Sur gozan de mejor reconocimiento y están más organizadas que sus homólogas del Norte.
Valga el ejemplo de Senegal, donde las vendedoras de pescado gozan de reconocimiento oficial y tienen acceso a programas de microcrédito y a las organizaciones profesionales. En Filipinas, la Casa de Representantes adoptó en 2003 una ley que incluye la Carta Magna de las Mujeres. Dicha Carta atribuye a las mujeres que participan en las pesquerías municipales y costeras acceso igualitario al uso y a la gestión de los recursos marinos y todos los derechos y prestaciones de los que gozan normalmente los actores de los sectores pesquero y acuícola.
En cambio, el estatuto jurídico de las mujeres italianas o neerlandesas que trabajan en la empresa pesquera familiar es el de esposas de pescadores, como si no pudieran tener intereses propios. Su trabajo se considera más que nada como auxiliar, una especie de prolongación de sus tareas domésticas. La Unión Europea cuenta desde 1986 con una Directiva (86/613) relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma. La Directiva se aplica a las situaciones en las que las esposas no están empleadas ni son socias, pero que en las condiciones fijadas en la legislación nacional participan en actividades de su marido, trabajador autónomo, y realizan las mismas tareas que él u otras auxiliares.
No obstante, casi ningún Estado miembro de la UE ha transpuesto la Directiva a su legislación nacional. En Francia el estatuto de esposa colaboradora se recoge en la ley de Pesca de 1997. Ahora las esposas colaboradoras tienen derecho a representar la empresa familiar, a ser elegidas para componer los consejos de las organizaciones de pescadores y a afiliarse a un programa de seguridad social. Aun así, su estatuto jurídico todavía adolece de numerosas limitaciones, especialmente en lo que se refiere a las esposas de los marineros y al sector a pequeña escala. En Portugal la figura de esposa colaboradora se reconoce parcialmente a partir de 1999. Las mujeres deben registrarse como marineras, incluso en los casos en los que no salen a faenar.
El foro sobre Mujeres en la pesca y la acuicultura: papeles productivos y reproductivos abordó las diferencias en el papel de las mujeres en las pesquerías a pequeña escala y en las pesquerías industriales a gran escala.
En las pesquerías a pequeña escala, los pescadores suelen ser autónomos, la producción y la reproducción están directamente relacionadas e incluso se superponen. En las industriales la producción y la reproducción están separadas y los pescadores trabajan como asalariados.
El problema de las pesquerías a pequeña escala es que la posición de las mujeres se define en consonancia con su papel reproductivo. La mujer se ve como la esposa de su marido, responsable del cuidado de la familia. Suele carecer de todo tipo de estatuto jurídico y su papel en la producción permanece invisible. En el terreno de las pesquerías industriales la circunstancia más grave es que las comunidades han perdido el control de sus recursos naturales y de su propio trabajo.
Dos de los foros se consagraron al tema del acceso de la mujer a la toma de decisiones. En el primero, La participación de las mujeres en las organizaciones de pescadores, se concluyó que las mujeres no deben esperar a que los hombres las inviten a participar en el debate y en el proceso decisorio en torno a la pesca. Deberían tomar la iniciativa. «Los hombres saben cómo sacar partido de la timidez de las mujeres», señaló una participante. La consecuencia es que el acceso a la toma de decisiones continúa barrado para las mujeres.
Organización
Asimismo se observó que las mujeres organizadas cuentan con mayores posibilidades de gozar de reconocimiento que las que no se organizan. La prueba está en que son las primeras las que disfrutan del apoyo de organismos gubernamentales o de organizaciones no gubernamentales (ONG). Además, se opinó que las mujeres deberían ejercer una mayor presión política sobre políticos y administradores.
En el otro foro, Las organizaciones de mujeres en la pesca, se impuso la convicción de que la tendencia organizativa actual de las mujeres en la pesca y la acuicultura no sólo ha desembocado en su capacitación, sino que también ha sido esencial para fomentar su visibilidad, sus derechos y la valoración de las comunidades pesqueras. Algunas de las organizaciones de mujeres más notorias son: Penélope (Italia), Grupo de Apoyo a las Esposas de Pescadores y Mna na Mara (Irlanda), Asociación de Pescadoras Katosi (Uganda) y VinVis (Países Bajos).
Se constató que una base sólida y una buena participación constituyen factores imprescindibles de cara a la creación de organizaciones sostenibles. Para que la base sea sólida, los miembros deberían alimentar el sentimiento de que la organización les pertenece.
Es fundamental que tengan bien claro cuáles son sus intereses y necesidades comunes y que definan con precisión sus objetivos. La comunicación y la participación también son factores importantes que exigen reuniones regulares. Igualmente, es necesario que los miembros interactúen activamente a fin de que surjan entre ellos relaciones de reciprocidad, mutualidad y solidaridad.
El apoyo y la asistencia del exterior también se consideraron relevantes. En lo que se refiere a las trabas que más limitan a las mujeres se habló de la existencia de intereses muy diversos, de la falta de confianza en sí mismas y de la carencia de capacidades organizativas.
El foro Trabajo en red de las organizaciones de mujeres: estrategias, oportunidades y limitaciones puso de manifiesto los varios esfuerzos de trabajo en red emprendidos por las organizaciones de mujeres, a nivel nacional y regional.
Las redes ha sido fruto de la iniciativa de varios actores: organizaciones de mujeres de comunidades pesqueras, ONG, programas de investigación, gobiernos y organismos regionales.
Algunas de ellas estuvieron presentes en el foro: la Red Nórdica de Mujeres Costeras y Pescadoras (Escandinavia), el Grupo de Mujeres en la Pesca (Filipinas), la Federación 2FM (Francia), la Federación de Rederas (Galicia), la federación de mariscadoras AREAL (Galicia) y la Red Nacional de Mujeres en la Pesca (Chile). Aunque las redes tengan un objeto y una orientación más amplios que cada organización por separado, su éxito también depende en gran medida de los factores arriba mencionados.
El foro sobre Condiciones laborales y seguridad en el mar y en la costa trató de diversos temas. En primer lugar, de la seguridad a bordo de los buques pesqueros. Las mujeres opinaron que la actitud de los hombres frente a las cuestiones de seguridad se guía mucho más por el machismo que por su responsabilidad como padres de familia. Por este motivo, se consideró que convencer a los hombres de la conveniencia de utilizar equipos de seguridad no es tarea fácil.
Algunas de las participantes (de Portugal, España y Francia) observaron que la flota pesquera europea precisa mejores medidas de seguridad y recalcaron la importancia de financiar la construcción de nuevos pesqueros acordes con las normas de seguridad vigentes.
Se consideró que los accidentes en el mar también obedecen al deterioro de las condiciones laborales que se deriva de la reducción del número de tripulantes a bordo de los pesqueros y la extensión de la jornada laboral.
Los armadores ahorran como pueden para hacer frente a inversiones cada vez más costosas, a la caída de los precios del pescado y a su creciente endeudamiento. Se constató que el consumo de alcohol y drogas también provocaba accidentes. Algunos de los asistentes (de Canadá, Irlanda y Noruega) opinaron que el coste al alza de la prima de seguros puede potenciar prácticas de seguridad más responsables aunque, al mismo tiempo, supone una mayor carga para las empresas pesqueras pequeñas.
Asimismo se señaló que las mujeres deberían exigir el reconocimiento de las enfermedades ocupacionales no sólo de sus maridos, sino también de las propias; es decir, de las que padecen las mujeres que trabajan en el mar, las mariscadoras, las vendedoras de pescado, etc.
En Canadá las trabajadoras de plantas transformadoras de moluscos se baten contra el asma ocupacional y con trastornos traumáticos acumulativos (como el síndrome del túnel carpiano).
Foro interesante
El foro sobre Acceso de las mujeres a los recursos económicos: gestión de empresas a pequeña escala, diversificación y microcrédito atrajo el interés de mujeres del Sur y del Norte que hablaron de sus propias experiencias en estos campos. El denominador común que se dibujó en el intercambio fue la capacidad de las mujeres para adaptarse a todo tipo de situaciones recurriendo a nuevas actividades económicas.
Ejemplos de Tanzania y de Chile demostraron cómo el agotamiento de los recursos y la escasez de pescado en los mercados locales han inducido a las mujeres a poner en marcha nuevas iniciativas. Las mujeres procesadoras que trabajan alrededor del lago Victoria han adaptado varias veces su trabajo en función de la disponibilidad de materia primas.
En la actualidad la perca del Nilo, la principal especie del lago, se exporta a los países del Norte y las mujeres locales ya no tienen acceso a ella. En un principio se pasaron al procesado de otras partes del pescado que las fábricas extranjeras instaladas en su país desechaban. Sin embargo, hoy en día incluso estos desechos de tan poco valor se exportan a otros mercados. Las mujeres han debido adaptarse de nuevo y ahora procesan espinas de pescado.
En el pasado las mujeres chilenas desarrollaban actividades ligadas a las pesquerías artesanales, pero hoy deben buscarse nuevas actividades si quieren mitigar el agotamiento de las poblaciones de peces. En efecto, sus actividades actuales tienen más que ver con el turismo: antes pescaban y ahora cosen trajes de submarinista.
En estos días, la diversificación de las actividades económicas dentro de cada hogar es ya una necesidad para contar con unos mínimos ingresos. El pescado transformado consigue mejores precios que el pescado crudo. Las mujeres senegalesas desempeñan un papel fundamental en la costa con la venta del pescado (directamente o a un intermediario) y su transformación (ahumado).
También hay mujeres que producen aceite de pescado, como una mujer irlandesa que explicó cómo empezó a transformar el salmón silvestre que capturaba su marido y más tarde amplió su negocio comprando salmón a otros pescadores. Por su parte, las mariscadoras francesas de la costa mediterránea describieron cómo promocionan sus productos participando en ferias gastronómicas europeas en las que venden ostras y mejillones a los visitantes.
Limitaciones financieras
Todos los participantes admitieron que chocan con limitaciones financieras a la hora de iniciar un negocio y de expandirlo. Los bancos no abren fácilmente sus puertas a las mujeres productoras a pequeña escala. Las mujeres europeas tienen acceso a fondos públicos para poder poner en marcha un negocio. No obstante, opinan que la ayuda no es suficiente para tenerse en pie durante los primeros años, el periodo necesario para establecer y consolidar una cartera de clientes.
Las mujeres del Sur han desarrollado programas de ahorro interesantes que les dan acceso a crédito. Las participantes europeas aprendieron mucho de estas experiencias del Sur. Las africanas se sirven de sistemas tradicionales de ahorro que les permiten acceder a microcréditos.
Un ejemplo de dichos sistemas es el tontine que utilizan las mujeres senegalesas. Con su capacidad probada de gestionar y devolver los créditos recibidos convencieron a las ONG para que apoyaran sus iniciativas. Con todo, las mujeres africanas señalaron que el microcrédito no les es suficiente para ampliar los negocios, de modo que no consiguen superar el carácter marginal de sus actividades.
El foro sobre Gestión de las pesquerías y de los recursos pesqueros: papel y perspectivas de las mujeres debatió el impacto del turismo en las comunidades costeras. El desarrollo del turismo encierra nuevas oportunidades, a la vez que amenazas, para las comunidades pesqueras locales.
El turismo puede provocar el desplazamiento de la población local, la contracción de los caladeros, peligros para los recursos (pesca recreativa, submarinismo, etc.) e introducir valores y prácticas para nada bienvenidas en la comunidad como el consumo de drogas y la prostitución. Por otro lado, el turismo puede tener un impacto positivo en las comunidades costeras al diversificar las fuentes de ingresos. El debate puso de manifiesto que suelen ser las mujeres las que emprenden actividades relacionadas: montan restaurantes, organizan visitas guiadas, etc.
Proceso de planificación
Con el objeto de garantizar que la población local se beneficie del turismo, es esencial que la comunidad local controle su desarrollo y que sus miembros participen en los procesos de planificación y ejecución de proyectos turísticos. No obstante, también se consideró que el turismo como una actividad adicional es viable tan sólo para el sector de bajura a pequeña escala, no para el sector pesquero de mayor altura.
En todo el mundo, también en Europa, la pesca y la acuicultura continúan dominadas por organizaciones familiares, de carácter artesanal. Pese a que el papel de la mujer es fundamental para la empresa familiar y para la supervivencia del hogar, la mayor parte de las veces no está formalizado ni goza de reconocimiento alguno.
Las mujeres casi nunca participan en los organismos pesqueros representativos y, por lo general, son un cero a la izquierda de cara a las políticas pesqueras del Estado.
Cuando se produce una crisis pesquera o de la acuicultura, casi siempre son ellas las primeras interlocutoras. Se les pide que diversifiquen sus actividades o que busquen trabajo fuera del sector pesquero para asegurar los ingresos de la familia. También son ellas las que ponen en marcha campañas a nivel local o internacional que suscitan debates públicos. Han alzado su voz contra tendencias que traen consigo cambios tecnológicos y económicos sustanciales, pero que al mismo tiempo representan un paso atrás en materia de condiciones laborales, seguridad social y conservación de los recursos marinos.
En la última década, cada vez más decididas a afirmar su posición como mujeres trabajadoras del mar y no como «esposas de fulanito o menganito», las mujeres de las comunidades pesqueras europeas han intensificado sus actividades y construido organizaciones llamadas a proteger sus intereses.
No sólo tareas domésticas
Todas las participantes de la conferencia estuvieron de acuerdo en que su trabajo en las pesquerías debería percibirse de por sí y no como una prolongación de sus tareas domésticas. Con frecuencia las mujeres asumen tareas de responsabilidad en la gestión de la empresa familiar y, en todos los casos, son responsables del presupuesto del hogar. Por este motivo sienten como algo legítimo el poder expresarse y promover sus ideas.
Las mujeres de las comunidades pesqueras en Europa, y también de otras partes del mundo, están convencidas de que constituyen una parte integrante de las pesquerías y del sector acuícola y quieren participar en pie de igualdad con los hombres en el debate público ligado al futuro de las pesquerías. Asimismo, exigen que su papel se reconozca y se resisten a que se las continúe marginando. Piden acceso a la toma de decisiones, a educación formal, a formación y a bienes de equipo a fin de emprender nuevas actividades económicas.
En ciertos lugares han conseguido plantear sus reivindicaciones al nivel político más alto y, de este modo, obtenido un reconocimiento jurídico para sus papeles en el sector. En algunos países las organizaciones de hombres aceptan las organizaciones de mujeres; en otros, las ignoran. Las mujeres suelen verse inferiores los hombres, circunstancia que las reprime a la hora de expresar su opinión, sus necesidades e ideas. Todos los participantes en la conferencia creen que una mejor organización de las mujeres a nivel nacional, regional e incluso mundial podría contribuir a mejorar su posición. La conferencia supuso un paso hacia delante en esta dirección. Al juzgar por la participación tan positiva y llena de energía de las asistentes de la conferencia, poca duda cabe de que seguirán nuevos pasos en el futuro.