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SAMUDRA Report

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julio
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2004
issue no:38
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Informe / PESCA TRANSFRONTERIZA
Voluntad histórica
Informe sobre una misión de buena voluntad realizada por pescadores indios a Sri Lanka en mayo de 2004
V. Vivekanandan (vivek@siffs.org) de Convenor, ARIF (Asociación para la Liberación de Pescadores Inocentes) y director ejecutivo de la SIFFS (Federación de Sociedades de Pescadores del Sur de la India) es el autor de este artículo
Desde que en Sri Lanka estalló la guerra civil, en 1983, las aguas de la bahía de Palk han estado siempre muy movidas (por bahía de Palk se entenderá aquí el área que abarca el estrecho de Palk y las zonas colindantes del golfo de Mannar y del golfo de Bengala). La bahía de Palk se reparte entre el estado indio de Tamil Nadu y la Provincia Septentrional de Sri Lanka. Esta circunstancia, sumada a la poca profundidad de las aguas, ha propiciado un gran impacto de la guerra civil en ambos lados. Los pescadores de los dos países, unidos por la misma lengua y una larga historia de contactos, faenaron en armonía en la bahía de Palk hasta 1983, con algún que otro conflicto muy ocasional. Pese a que en 1974 se fijara una frontera marítima en el mar, no era raro que los pescadores indios y esrilanqueses se aventuraran a pescar al otro lado de la frontera, sin que ello representara...
Informe / PESCA TRANSFRONTERIZA
Voluntad histórica
Informe sobre una misión de buena voluntad realizada por pescadores indios a Sri Lanka en mayo de 2004
V. Vivekanandan (vivek@siffs.org) de Convenor, ARIF (Asociación para la Liberación de Pescadores Inocentes) y director ejecutivo de la SIFFS (Federación de Sociedades de Pescadores del Sur de la India) es el autor de este artículo
Desde que en Sri Lanka estalló la guerra civil, en 1983, las aguas de la bahía de Palk han estado siempre muy movidas (por bahía de Palk se entenderá aquí el área que abarca el estrecho de Palk y las zonas colindantes del golfo de Mannar y del golfo de Bengala). La bahía de Palk se reparte entre el estado indio de Tamil Nadu y la Provincia Septentrional de Sri Lanka. Esta circunstancia, sumada a la poca profundidad de las aguas, ha propiciado un gran impacto de la guerra civil en ambos lados. Los pescadores de los dos países, unidos por la misma lengua y una larga historia de contactos, faenaron en armonía en la bahía de Palk hasta 1983, con algún que otro conflicto muy ocasional. Pese a que en 1974 se fijara una frontera marítima en el mar, no era raro que los pescadores indios y esrilanqueses se aventuraran a pescar al otro lado de la frontera, sin que ello representara un problema. La guerra civil supuso un punto y aparte: las operaciones pesqueras esrilanquesas se redujeron drásticamente como resultado de estrictas medidas de seguridad y muchos pescadores del lado esrilanqués abandonaron masivamente las zonas afectadas por la guerra.
Mientras tanto, en el lado indio, los pescadores tampoco lo tenían fácil. Durante los dos decenios de guerra civil las Fuerzas Navales de Sri Lanka dispararon a numerosos pescadores indios mientras faenaban en aguas esrilanquesas y encarcelaron a no pocos de ellos. Aun así, la escasa frecuencia de estos incidentes y el consentimiento generalizado de la presencia en aguas esrilanquesas de pesqueros indios, especialmente si se trataba de arrastreros, por parte de las Fuerzas Navales de Sri Lanka abrieron a la flota india el acceso a los recursos pesqueros de la bahía de Palk, sin tener que pugnar por ellos con los pescadores esrilanqueses. En consecuencia, la flota india se expandió sustancialmente. En la actualidad, 4.000 arrastreros faenan en la costa india que va desde Rameswaram, en el sur, hasta Nagapattinam en el norte. Todos ellos pescan en aguas esrilanquesas con diferente intensidad. Los 1.000 pesqueros de Rameswaram dependen casi exclusivamente de los recursos de Sri Lanka: su base está muy cercana a la frontera esrilanquesa (las distancias entre la costa india y la frontera marítima esrilanquesa van de los 7 a los 22 km). A lo largo de los años los arrastreros han ido ganando terreno y, con refugiados esrilanqueses entre los miembros de sus tripulaciones, han acabado faenando al lado de las costas de Sri Lanka. La flota india que opera en aguas de Sri Lanka también comprende canoas motorizadas que pescan con redes agalleras y, en ocasiones, hasta embarcaciones tradicionales propulsadas a vela.
La tregua acordada entre el gobierno de Sri Lanka y el LTTE (Tigres de Liberación de Tamil Eelam) que entró en vigor en 2002 volvió a cambiar radicalmente la situación en la bahía de Palk. Las restricciones a la pesca desaparecieron en varias zonas de la Provincia Septentrional, de modo que la actividad pesquera se reanudó tras un paréntesis de dos décadas. Desde entonces el retorno de pescadores desplazados de los campos de refugiados se ha acelerado, al igual que la inversión en equipos de pesca con capital privado o capital procedente de programas de reconstrucción apoyados por varios donantes. Estos cambios han dado al traste con el monopolio virtual que los pesqueros indios ejercían en aguas esrilanquesas. Las operaciones de la flota india, sobre todo las de arrastreros, se han convertido en una considerable amenaza para el medio de sustento que los pescadores de Sri Lanka acaban de recuperar para sí. Y las protestas no se han hecho esperar.
Enfrentamientos en el mar
A partir de febrero de 2003 se han sucedido incidentes en los que pescadores de Sri Lanka han capturado pesqueros indios y los han entregado a las autoridades. Ha habido casos de enfrentamientos en el mar: a principios de 2004 un pescador esrilanqués pereció en un altercado de este tipo.
A finales de 1996, diversos sindicatos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y asociaciones de pescadores se congregaron en India para abordar el problema de los pescadores indios arrestados en la frontera indioesrilanquesa. Así se forjó la ARIF (Alianza para la Liberación de Pescadores Inocentes) cuya sede se ubica en el seno de la SIFFS (Federación de Sociedades de Pescadores del Sur de India), en Trivandrum.
La ARIF se ocupó de casos de pescadores indios arrestados y detenidos en Sri Lanka y, con la ayuda de una serie de representantes de la sociedad civil de Sri Lanka, consiguió tramitar la liberación de estos pescadores. De igual modo, la ARIF abrazó la causa de pescadores esrilanqueses detenidos por la Guarda Costera India y les brindó asistencia humanitaria y jurídica. El grueso de los pesqueros de Sri Lanka que faenaban en aguas indias hacía salidas de varios días y faenaba en aguas más profundas con palangre y cerco. Se trataba de embarcaciones con base en el sur y el oeste de Sri Lanka, costas en las que se había producido un cierto desarrollo pesquero y que no estaban afectadas por las restricciones a la pesca vigentes en el norte.
La idea de un diálogo entre los pescadores de Sri Lanka y los de India partió de líderes esrilanqueses a principios de 2003, justo después de que se produjera la primera serie de enfrentamientos entre los dos grupos de pescadores. La ARIF recogió el guante y se puso a trabajar con pescadores de Tamil Nadu, en su mayoría escépticos sobre la eficacia de un diálogo no oficial, sin el respaldo del gobierno. Hacia finales de 2003 la situación en la bahía de Palk se había deteriorado tanto que los pescadores de Tamil Nadu entendieron que debían tomar la iniciativa de diálogo si querían poder pescar pacíficamente en la bahía. Fue entonces cuando la ARIF decidió organizar el diálogo mediante un programa de visitas que incluyera Mannar y Negombo y culminara en Colombo con un seminario de dos días en el que los pescadores indios y de Sri Lanka pudieran debatir el problema y pensar en soluciones.
Los pescadores indios se propusieron mantenerse abiertos a las propuestas de la parte esrilanquesa. Eran conscientes de que únicamente con la cooperación y la comprensión de los pescadores esrilanqueses podrían continuar faenando en aguas de Sri Lanka. Con todo, se confiaba en que se podría llegar a un trato favorable para sus intereses. Al fin y al cabo, la relación entre ambos bandos continuaba siendo muy buena, a pesar de la reciente captura de embarcaciones y de los choques violentos.
Cálida bienvenida
Esta misión de buena voluntad llegó a Colombo el 23 de mayo y a Mannar hacia la medianoche de aquel mismo día. Si bien su recepción fue cálida y no se echaron en falta buena predisposición y afecto, lo cierto es que los pescadores esrilanqueses tenían clara su postura hostil a los arrastreros indios. Orador tras orador, todos aludieron a los estragos causados por los arrastreros en los recursos pesqueros locales, el hábitat marino y su medio de sustento.
Se comunicó que el Departamento de Pesca de Sri Lanka, la Iglesia y otros actores habían lanzado una campaña de conservación de los recursos pesqueros dirigida contra varios métodos de pesca dañinos, como el uso de dinamita por parte de pecadores locales. Asimismo, se había condenado el uso de redes de monofilamento, consideradas perniciosas. A los pescadores, quizá más preocupados por la falta de ingresos que por el agotamiento de los recursos, se les había explicado el vínculo entre ambos fenómenos para conseguir que las propias comunidades controlaran las actividades pesqueras. En este punto se presentaron las quejas contra los pescadores indios claramente, al desnudo, dejando a un lado consideraciones de tipo emocional.
Aunque se esperaba que los daños ocasionados por los arrastreros indios a los pescadores esrilanqueses fueran el principal tema sobre la mesa, para desazón de los miembros de la misión india, el debate se centró en el arrastre como tal y en sus efectos en el medio ambiente. Los indios explicaron las restricciones impuestas a los pesqueros de Tamil Nadu y accedieron a considerar seriamente los puntos planteados por los pescadores esrilanqueses.
Las visitas de campo pusieron de manifiesto la animosidad que profesan los pescadores locales hacia los arrastreros indios, en gran parte por los daños que provocan en sus redes. Los pescadores aborrecen los tres días por semana en los que los arrastreros de Rameswaram faenan. Muchos de ellos optan por desviar su ruta y eludir el encuentro con los arrastreros indios. Otros simplemente se quedan en tierra (los barcos de Rameswaram y Pudukottai salen a pescar sólo los martes, los jueves y los sábados en virtud de un acuerdo suscrito con los pescadores tradicionales locales, quienes salen a faenar los cuatro días de la semana restantes con sus redes a la deriva; una fórmula de compromiso que cerró un largo periodo de conflictos en la bahía de Palk). En los pueblos visitados por la misión india las comunidades pesqueras locales parecían muy cohesionadas en torno a las sociedades cooperativas de pescadores locales, que hacen las veces de foro común.
A los miembros de la misión india este ataque frontal contra el arrastre como método pesquero los pilló desprevenidos. Asimismo, habían infravalorado el grado de crispación y resentimiento de los pescadores esrilanqueses contra las actividades pesqueras indias. El líder de la misión observó que la situación le había parecido mucho más manejable cuando visitó la zona en junio de 2003. En aquella ocasión, aunque se expresaron opiniones similares, los pescadores parecían abiertos a llegar a un compromiso. Esta vez se habían cerrado en banda, con una postura mucho más dura, fruto del consenso general alcanzado entre el colectivo pesquero, la Iglesia, la administración del distrito y sus líderes políticos. No sería desacertado buscar la explicación de su intransigencia en la concatenación de enfrentamientos producidos en el mar, incluyendo la muerte de un pescador esrilanqués en Vadamarachi. Si los pescadores indios hubieran recapacitado unos meses antes, puede que el conflicto no hubiera llegado tan lejos.
Aunque algunos pescadores indios aceptaran que el arrastre ocasiona daños medioambientales, predominaba la opinión de que éstos se exageraban. Se señaló que las capturas totales en Rameswaram no se habían reducido y que la crisis actual respondía más bien al volumen excesivo de la flota, así como a la poca rentabilidad de las operaciones como efecto de la subida de los precios del combustible y de la caída de los precios del camarón (en términos técnicos se diría que en lugar de «sobrepesca biológica», se registraba «sobrepesca económica»). Algunos pescadores de Rameswaram atribuyeron el grueso de los daños a cuatro redes de arrastre recientemente prohibidas de forma voluntaria (la red de pareja, la red mixta, la red chank y la de bolos). Asimismo, mantuvieron que la red convencional de arrastre de camarón es inofensiva. Según ellos, las cuatro redes indicadas, las manejadas más cerca de la costa, son las más dañinas para el medio ambiente y para los ingresos de los pescadores esrilanqueses. Los pescadores de Nagapattinam estaban más dispuestos a admitir que la red de arrastre perjudica el medio ambiente; pero no sabían qué hacer con la enorme flota que se había ido formando.
Crisis del arrastre
También se debatieron los recientes cambios vividos en las pesquerías de Nagapattinam. En la crisis actual las operaciones pesqueras resultan ruinosas; tan sólo durante el último año se han vendido de 40 a 50 arrastreros para su desguace. En las últimas campañas los pesqueros han aumentado su tamaño para poder acceder a recursos de gamba en aguas de altura, situados a una profundidad de 500 m.
Sin embargo, los recursos de gamba de aguas de altura presentan a su vez signos de agotamiento ya que los arrastreros de Chennai también los explotan. Con todo, en el distrito de Nagapattinam cabe destacar la diversificación de la flota mediante operaciones de anzuelo y sedal dirigidas a recursos de albacora descubiertos por los pescadores en aguas de mayor altura. Así, unos 60 pesqueros de Akkaraipettai pescan albacora por temporadas sirviéndose de gambas de aguas de altura como cebo. Algunos pescadores de Nagore han ido más lejos y han abandonado el arrastre para dedicarse por completo a la pesquería de albacora. Asimismo, han instalado dispositivos agregados de pesca al estilo filipino llamados payaos para pescar más atún. Para este grupo los pesqueros con base en Sri Lanka que realizan salidas de varios días suponen una amenaza, puesto que se llevan por delante sus payaos.
Independientemente de la envergadura real de los daños medioambientales ocasionados por el arrastre, nadie puso en duda que este subsector, desde Rameswaram a Nagapattinam, está al borde de una grave crisis económica y que el tamaño de la flota no es sostenible. En este punto, el debate pasó a explorar la posibilidad de su reducción; una medida que no suscitó discrepancias, pero que no se sabía cómo acometer. Los miembros de la ARIF propusieron varios métodos, de carácter obligatorio y voluntario, y se sugirió la posibilidad de organizar un programa de desguace con asistencia del gobierno y donantes internacionales. Esta última idea fue acogida con entusiasmo, dado que un gran número de armadores de arrastreros buscan una salida a la situación y están dispuestos a aceptar cualquier oferta que pudiera cubrir, como mínimo, sus deudas. Obviamente, cualquier programa de desguace debería acompañarse de un régimen de gestión que impida la aparición de nuevos arrastreros en sustitución de los eliminados.
Cabe señalar que algunas asociaciones de Rameswaram ya habían intentado congelar la capacidad de la flota local cuando ésta alcanzó las 500 unidades. No obstante, el Departamento de Pesca no se tomó esta iniciativa en serio y continuó emitiendo licencias hasta llegar a la situación actual, con casi 1.000 pesqueros en la flota. Se habló sobre la postura del Departamento frente al arrastre y salió a relucir la impresión de que muchos de los funcionarios de pesca no han abandonado la mentalidad, antes imperante, que equipara el arrastre con la «modernización» y el «progreso».
Trabajo conjunto
Igualmente, se aludió a la falta de unidad que aqueja a los pescadores de Rameswaram. Los presentes tenían claro que había llegado el momento de trabajar codo a codo. En este sentido se propuso establecer con la intermediación de la ARIF un comité conjunto formado por las 13 asociaciones. El comité se encargaría de hacer un seguimiento de los resultados de la visita y de llevar adelante varias iniciativas con una visión a largo plazo. Los pescadores indios se mostraron dispuestos a abrir un proceso de negociaciones sobre temas sensibles como la reducción de la flota y fuentes de empleo alternativas, siempre contando con la asistencia de la ARIF.
Esta actitud representó un punto de inflexión encomiable en la reacción habitual de las asociaciones de arrastre indias ante críticas externas. La firmeza de los pescadores esrilanqueses, la atmósfera de camaradería que reinó durante la visita y el derribo de barreras psicológicas ciertamente favorecieron este cambio.
El 25 de mayo, una vez conocidas las posiciones de los pescadores de Sri Lanka gracias al encuentro de Mannar, los miembros de la misión india se reunieron para decidir qué postura adoptar de cara al seminario de Colombo. En el seminario se exploró el fenómeno de la pesca transfronteriza protagonizada por pescadores indios en la bahía de Palk.
Se observó que los pescadores de Ramnad, Pudukottai y Nagapattinam faenan en diferentes áreas de pesca en Sri Lanka, con algún que otro solapamiento. Igualmente, se intentó establecer la envergadura del problema determinando el número de pesqueros que en cada distrito practican la pesca transfronteriza, así como su grado de dependencia de los recursos pesqueros esrilanqueses. La tabla que se adjunta resume el resultado de los debates.
El ejercicio arriba descrito contribuyó a analizar qué concesiones podían ofrecer los diversos grupos. Los pescadores de Rameswaram propusieron mantenerse a una distancia de tres millas náuticas de la costa esrilanquesa, lo que resolvería en gran medida los problemas que afectan a los pescadores de Mannar.
Los pescadores de Pudukottai respaldaron esta idea. Por su parte, los pescadores de Nagapattinam apuntaron que podían mantenerse a siete millas náuticas del estrecho de Jaffna-Vadamarachi, zona donde faenan normalmente y donde las aguas son más profundas que en la costa. En cuanto a la prohibición informal de cuatro tipos de redes de arrastre, el lado indio propuso adicionalmente su formalización y su aplicación más rigurosa. La violación de estos compromisos por parte de pesqueros indios se sancionaría con su expulsión de la pesquería (es decir, el Departamento de Pesca les retiraría las licencias y no les expediría más cupones).
Los indios declararon que si el arrastre continuara representando un problema, se prestarían a reducir gradualmente la flota a la mitad durante un periodo de tres a cinco años, en función de lo que se hubiera acordado con el gobierno.
Fronteras marítimas
En el mismo seminario de Colombo del 27 de mayo se sucedieron varias intervenciones sobre la problemática central. V. Vivekanandan, líder de la misión india, esbozó la evolución histórica del conflicto pesquero de la bahía de Palk, desde los años previos a la independencia hasta la actualidad, con especial mención de los importantes cambios derivados de los acuerdos de 1974 y 1976 sobre fronteras marítimas, del inicio de la guerra civil en 1983 y del reciente proceso de paz de Sri Lanka que arrancó en 2002. Vivekanandan resaltó la relación histórica que une a los pescadores de ambos lados de la frontera y la armonía que por lo general ha prevalecido en la bahía de Palk, pese a la irrupción de nuevas tecnologías como las redes de nylon, a principios de los sesenta, y el arrastre, a finales de la misma década.
El acuerdo de Kachchativu de 1974 desató una tormenta política en Tamil Nadu. En cambio, en la práctica no alteró para nada las operaciones pesqueras en la bahía de Palk, donde el movimiento transfronterizo continuó con la misma intensidad. El estallido de la guerra civil y las restricciones a la pesca en el lado esrilanqués alentaron la expansión de la flota india y la explotación de nuevos recursos en aguas de Sri Lanka.
La reanudación de la actividad pesquera en este último país ha provocado un choque de intereses entre la flota india y la flota esrilanquesa, que quiere restablecer su dominio de los recursos pesqueros de la bahía de Palk.
Soosai Anandan, profesor de Geografía de la Universidad de Jaffna, se refirió a este mismo problema desde la perspectiva de los habitantes de la Provincia Septentrional esrilanquesa. Subrayó la importancia de la conservación de los recursos y de su gestión para un país tan pequeño como Sri Lanka, así como la enorme relevancia de los recursos pesqueros en tanto que medio de sustento para la población de la Provincia Septentrional.
Habló de los acuerdos de 1974 y 1976 y recordó que todo el productivo caladero de Wadge, al sur de Kanyakumari, quedó en manos indias. Es cierto que India permite a pescadores esrilanqueses faenar en aquella zona; pero también es verdad que los únicos beneficiados son pescadores de la Provincia Occidental: los pescadores de la Provincia Septentrional no tienen posibilidades reales de faenar en aquellas aguas. En lo concerniente al caladero de Pedro, en el norte, tras la demarcación de fronteras dos de sus terceras partes fueron declaradas territorio indio. Así, las aguas donde los pescadores de la Provincia Septentrional pueden trabajar son muy reducidas, circunstancia que les empuja a proteger sus recursos.
Las capturas pesqueras de Jaffna alcanzaron sus cotas máximas en 1983, cuando empezó la guerra civil. Inmediatamente después se desplomaron y se recuperaron levemente a principios de los noventa. Ahora, tras el inicio del proceso de paz, los desembarcos han aumentado; pero los niveles de captura continúan siendo un mero recuerdo de aquéllos registrados en los buenos tiempos de 1983. Al parecer, el motivo hay que buscarlo en el agotamiento de los recursos, ya que el esfuerzo pesquero actual es considerable.
Asimismo se debatió el problema ligado a las «zonas de alta seguridad» que ocupan grandes áreas de Jaffna. En estas zonas la pesca se prohíbe en las 5 millas adyacentes a la costa. También se indicó que el gobierno esrilanqués, escudándose en razones de seguridad, no quiere suministrar a los pescadores buques pesqueros con capacidad para hacer salidas de varios días.
Sesión de intercambio
La sesión de después del almuerzo se dedicó al intercambio de experiencias e impresiones entre los varios representantes. Devadoss, de Rameswaram, se refirió a los graves riesgos que corrieron los pescadores durante las dos décadas de guerra civil, al limbo legal en el que trabajaron durante ese periodo y al precio que debieron pagar por querer ganarse la vida en una zona afectada por la guerra.
Devadoss también explicó que los arrastreros de Rameswaram acababan en Sri Lanka no por el agotamiento de los recursos en aguas indias, sino porque otras zonas más cercanas a Rameswaram tienen un fondo rocoso que se vuelve más favorable para el arrastre a unas pocas millas, ya en aguas esrilanquesas. De ahí que los arrastreros inevitablemente se adentren en Sri Lanka: la frontera se encuentra a tan sólo 7 km de Dhanushkodi.
Ravi de Pudukottai trató otro problema que conduce a los arrastreros a aguas esrilanquesas. La zona de 3 millas reservada a los pescadores artesanales en Tamil Nadu obliga a los arrastreros a operar a partir de esta distancia de la costa, circunstancia que hace más probable el traspaso de la frontera y su entrada en aguas de Sri Lanka. Manoharan de Nagapattinam explicó que pescadores de esta localidad faenan en aguas esrilanquesas por temporadas, cuando no faenan en aguas de altura. Algunos de sus pesqueros han diversificado sus operaciones para pescar albacora y compiten con pesqueros de Sri Lanka que hacen salidas de varios días.
Los pescadores de Sri Lanka hablaron del largo periodo de la contienda bélica y de lo difícil que había sido vivir de la pesca. Recordaron los desplazamientos masivos y la pérdida de sus propiedades. Actualmente, el apoyo económico de ONG y de la Iglesia no les basta para adquirir equipos a través de cooperativas; deben buscar el resto del dinero por su cuenta.
En esta situación, las incursiones de arrastreros indios menoscaban directamente sus posibilidades de ganarse la vida. Ahora, gracias a la campaña de concienciación organizada por el Departamento de Pesca, la Iglesia y otros activistas, se han empezado a tomar medidas contra métodos pesqueros especialmente dañinos.
En el marco de la campaña, los pescadores esrilanqueses han conseguido restringir las operaciones de unos 200 arrastreros en el área de Jaffna y han obtenido de los armadores el plazo de hasta diciembre de 2004 para detener completamente el uso de este arte. Por su parte y a pesar de lo limitado de sus recursos, las cooperativas se han ofrecido a ayudarles en la transición hacia métodos pesqueros alternativos.
Operaciones inaceptables
Los pescadores de Vadamarachi se pronunciaron rotundamente en contra de la presencia de arrastreros indios cerca de sus costas, tanto más cuanto que largos tramos de su litoral han sido declarados zonas de alta seguridad.
Mantienen que si los pescadores indios ya disponen de un área propia de gran tamaño, ¿qué sentido tiene que faenen en la reducida zona de los pescadores de la Provincia Septentrional de Sri Lanka?
En el debate acabaron por dibujarse dos perspectivas: por un lado, los pescadores de Sri Lanka querían erradicar el arrastre de sus aguas y acordar un plazo para que los pesqueros indios abandonaran esta actividad; por el otro, los pescadores indios ofrecían el límite de 3 millas de la costa y la retirada de algunos tipos de redes de arrastre.
Se formó entonces un grupo de trabajo encargado de consensuar una solución. En el informe elaborado por el grupo se afirma que la parte india acepta el cese del arrastre en aguas esrilanquesas, puesto que en Sri Lanka se prohíbe faenar incluso a los arrastreros locales. No obstante, no se llegó a acordar un calendario concreto: el lado indio quería un período mucho más prolongado que el que los esrilanqueses estaban dispuestos a aceptar.
Se fijó un plazo de tres meses para proseguir negociando este asunto y llegar a un calendario óptimo para ambas partes. Durante este periodo una delegación esrilanquesa visitará India para continuar las conversaciones.
Como medida provisional, los arrastreros indios observarán una distancia de tres millas de la costa esrilanquesa en la bahía de Palk y de siete millas de la costa septentrional (en el estrecho de Jaffna-Vadamarachi). Igualmente, prescindirán de los cuatro tipos de redes arriba especificados.
Toda violación de estas condiciones no suscitará la actuación de los pescadores esrilanqueses, sino que se notificará a las organizaciones de pescadores indias que, a su vez, tomarán las medidas sancionadoras pertinentes. Ambas partes se esforzarán por liberar lo antes posible a los pescadores actualmente detenidos en ambos países y por tramitar la devolución de los pesqueros confiscados.
En una intervención, Vivekanandan quiso dejar claro a la parte esrilanquesa el significado y consecuencias del acuerdo alcanzado para los pescadores indios. Afirmó que el compromiso de detener el arrastre era revolucionario para ellos. Los múltiples conflictos suscitados por este método pesquero en India a lo largo de los años no habían impedido que se convirtiera en el más extendido del país. India, con sus capturas anuales de 2,8 millones de t., es una potencia pesquera en toda regla. La mitad de estas capturas se las debe a los arrastreros.
Dada la magnitud de la plataforma continental sujeta a jurisdicción india, en este país el arrastre ha conocido mayores proporciones que en Sri Lanka. En India, ni el conocimiento de los peligros que lleva asociados ni las restricciones que se le han impuesto, incluyendo vedas temporales, han frenado su expansión. La trascendencia de este arte y, simplemente, el enorme tamaño de la flota arrastrera (formada por unas 50.000 unidades pesqueras) hacen impensable plantear su abandono. Ni las agencias gubernamentales ni los departamentos de Pesca acogerían de buen grado esta idea.
En la zona entre Rameswaram y Nagapattinam (el área objeto del acuerdo entre pescadores indios y esrilanqueses) la flota total de arrastreros está compuesta por 4.000 unidades, en las que se han invertido cerca de 1.200 millones de rupias indias (aproximadamente 2.500 millones de rupias de Sri Lanka). La deuda total de los pescadores de arrastre se situaría, como mínimo, en los 600 millones de rupias indias.
El número total de pescadores que faenan en la flota es de unos 20.000. Si se cuentan además los trabajadores en tierra y las familias dependientes se obtiene una cifra de 200.000-300.000 personas, sólo en esta área. Según Vivekanandan, la envergadura del sector no permite plantear el cese del arrastre de la noche a la mañana. Solamente el gobierno puede acometer la remodelación necesaria y, así y todo, se trataría de un proceso largo y sumamente difícil.
No obstante, Vivekanandan reconoció que la reunión de Colombo había supuesto un buen inicio, con el potencial de transformar la pesca en India. Añadió que los miembros de la misión india seguramente no se habrían apuntado al viaje si hubieran presentido qué tipo de acuerdo iban suscribir.
Un resultado inesperado
De vuelta en casa, con el cese del arrastre sobre la mesa, sus colegas pondrían en tela de juicio el sentido del viaje realizado a Sri Lanka. Los pescadores indios debían ser valientes para aceptar lo acordado. La firmeza exhibida por los pescadores de Sri Lanka un país mucho menor que India en la protección de sus recursos debía ser para ellos toda una lección.
Los miembros de la misión se reunieron el 29 de mayo para hacer balance de la situación y fijar el camino a seguir. Aunque sus miembros habían aceptado valientemente la decisión de detener las actividades de arrastre en aguas esrilanquesas, persistían dudas con respecto a su aplicación. Se expresó el temor de que algunos pescadores esrilanqueses hubieran entendido que los pescadores indios detendrían el arrastre en un periodo de tres meses, en lugar de que pedían un periodo de tres meses para tomar una decisión sobre el calendario de cese de la actividad. Asimismo, se observó que la visita de vuelta de la parte esrilanquesa contribuiría a aclarar las ideas. La delegación había conseguido mucho, pero el éxito final dependía del seguimiento de todos los temas tratados.
Información detallada sobre los arrastreros
que practican la pesca transfronteriza
Distrito y puerto base |
Número de arrastreros |
Número de arrastreros que cruzan la frontera esrilanquesa |
Zonas de pesca en Sri Lanka |
Dependencia de los recursos de Sri Lanka |
Distrito de Ramnad (Rameswaram. Mandapam) |
1.700 |
900 |
Zona entre Thalai Mannar y la isla de Delft |
Muy alta |
Pudukottai (Kottaipatinam, Jagadapatinam) |
1.000 |
1.000 |
Desde la isla de Delft hasta Jaffna dentro de la bahía |
Muy alta |
Nagapatinam (Kodikarai y más al norte, a lo largo de la costa de la bahía de Bengala) |
1.200 |
600 |
Estrecho de Palk y más allá; Jaffna y la zona de Vadamarachi |
De media a moderada, incursiones estacionales a las aguas de Sri Lanka |
Total |
3.900 |
2.500 |
|
|