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SAMUDRA Report

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novembre
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2003
issue no:36
Análisis / ACUICULTURA
De la piscifactoría al plato
El comercio internacional en productos derivados de la acuicultura encierra una interesante dimensión de desarrollo humano de especial importancia para la región Asia-Pacífico
Michael Phillips (Michael.Phillips@enaca.org), Pedro Bueno, Graham Haylor y Arun Padiyar, de la Red del Centro de Acuicultura de Asia-Pacífico, Bangkok, Tailandia, son los autores de este artículo, basado en un manifiesto presentado ante la Consulta Regional de Comercio, Desarrollo Humano, Agricultura, Pesca e Indicaciones Geográficas, celebrada el 16-17 de junio de 2003 en Hanoi, Vietnam (para más información: www.asiatradeinitiative.org)
La Red de Centros de Acuicultura de Asia-Pacífico (cuyas siglas inglesas son NACA) es una organización intergubernamental dedicada al fomento de la cooperación en el desarrollo de una acuicultura responsable y en la mejora de la gestión de los recursos acuáticos de Asia. En la Red 15 gobiernos figuran como miembros plenos y otros 6 participan activamente en sus tareas. Obedeciendo a la creciente importancia de los productos acuícolas en el mercado internacional de productos pesqueros, la labor de la NACA se orienta cada vez más hacia asuntos relacionados con el comercio.
En Asia, la...
Análisis / ACUICULTURA
De la piscifactoría al plato
El comercio internacional en productos derivados de la acuicultura encierra una interesante dimensión de desarrollo humano de especial importancia para la región Asia-Pacífico
Michael Phillips (Michael.Phillips@enaca.org), Pedro Bueno, Graham Haylor y Arun Padiyar, de la Red del Centro de Acuicultura de Asia-Pacífico, Bangkok, Tailandia, son los autores de este artículo, basado en un manifiesto presentado ante la Consulta Regional de Comercio, Desarrollo Humano, Agricultura, Pesca e Indicaciones Geográficas, celebrada el 16-17 de junio de 2003 en Hanoi, Vietnam (para más información: www.asiatradeinitiative.org)
La Red de Centros de Acuicultura de Asia-Pacífico (cuyas siglas inglesas son NACA) es una organización intergubernamental dedicada al fomento de la cooperación en el desarrollo de una acuicultura responsable y en la mejora de la gestión de los recursos acuáticos de Asia. En la Red 15 gobiernos figuran como miembros plenos y otros 6 participan activamente en sus tareas. Obedeciendo a la creciente importancia de los productos acuícolas en el mercado internacional de productos pesqueros, la labor de la NACA se orienta cada vez más hacia asuntos relacionados con el comercio.
En Asia, la acuicultura y las pesquerías a pequeña escala constituyen un medio de subsistencia fundamental para millones de personas y, entre ellas, para las clases más pobres. Por ello, urge investigar las implicaciones del comercio de productos pesqueros para el desarrollo humano y elaborar estrategias que respondan a las prioridades identificadas.
Una consulta regional Aquamarkets 2003: Market Access for Aquaculture Products (Mercados acuícolas 2003: El acceso al mercado de productos acuícolas), organizada en junio de 2003 por la NACA y el gobierno de Filipinas, con la colaboración de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), puso de manifiesto algunas tendencias clave que exigen medidas concretas. El informe de la consulta arroja luz sobre sus resultados y sobre otros temas que ocupan a la NACA y que están relacionados con el comercio internacional de productos acuícolas.
Como los lectores de SAMUDRA ya sabrán, las pesquerías a pequeña escala y de subsistencia desempeñan un papel fundamental en las vidas de numerosas personas del mundo rural de toda la región, por mucho que dicho papel no se refleje en estadísticas nacionales, regionales e internacionales, o incluso en proyectos de desarrollo rural. Por ejemplo, en la cuenca baja del Mekong, las vidas de 40 millones de personas, de una población total de 60 millones, dependen de una forma u otra de los recursos acuáticos del Mekong (directamente: de la pesca o «recolecta» de una amplia gama de recursos acuáticos en lagos, campos de arroz, pantanos y humedales o indirectamente: de la comercialización, procesado y otras actividades).
Aunque no todas estas personas se dediquen al comercio de productos derivados de la pesca, la NACA está convencida de que en el estudio de las relaciones entre los recursos acuáticos y el comercio—y más si se tiene en cuenta el potencial de desarrollo humano que encierra este comercio—resulta esencial considerar y analizar la diversidad de los vínculos existentes entre la pesca, la acuicultura y los medios de subsistencia de la población rural.
Los datos sobre Vietnam revelan que el 80% de las comunidades costeras de ese país llevan a cabo actividades ligadas a la pesca, un porcentaje muy superior al plasmado en las estadísticas de «pescadores». El cultivo de patuna en el delta del Mekong, situado en Vietnam, es otro ejemplo sorprendente de una enorme cadena de actores que comprende a personas muy pobres, dedicadas a la recolección y preparación de la comida que se echa a las patunas, al suministro de materias primas, a la producción de larvas y a su comercialización, al procesado de la patuna para su exportación, y al reciclaje de despojos, tarea que la mayoría de las veces realizan mujeres. Casi todas estas personas han debido sufrir las consecuencias de la reciente decisión «antidumping» tomada por EE UU.
Un mejor conocimiento
Dado que el sector pesquero es una importante área de desarrollo en Asia, si lo que se pretende es conferir a las políticas comerciales una dimensión ligada al desarrollo humano, convendría conocer mejor toda la cadena de actores implicados y estudiar vías de fomentar su participación en los procesos de aplicación de políticas y en las disputas comerciales.
Asia es el mayor productor acuícola mundial. Tanto en cuanto a volumen como en cuanto a facturación, los países asiáticos en desarrollo han apostado muy alto por las posibilidades que el comercio de productos acuícolas y de productos derivados de las pesquerías extractivas ofrece para su desarrollo.
Asia acapara el 90% de la producción acuícola mundial. Dentro de la industria de la alimentación, la acuicultura es el sector que presenta un crecimiento más rápido: uno de cuatro pescados proceden ya de piscifactorías. En esta fase de expansión continuada de la acuicultura, los países asiáticos empiezan a experimentar problemas relacionados con el comercio de sus productos acuícolas, problemas que seguramente no dejarán de aumentar.
En estas circunstancias, es preciso explorar los vínculos existentes entre el comercio y el desarrollo humano y tomar medidas de sensibilización y de otros tipos para solucionar problemas que se presentan esenciales. La propia acuicultura ha suscitado muchas críticas en los países desarrollados y en desarrollo. En este contexto, destaca la inquietud que despiertan algunos productos muy comercializados, como el camarón, debido a sus efectos sociales y medioambientales.
Este debate, que continuará desarrollándose en el futuro, está influyendo cada vez más el comercio y la mercadotecnia de los productos acuícolas en los mayores importadores. Ello hace inevitable que los gobiernos asiáticos y las empresas productoras de camarón acompañen la expansión del sector con medidas de gestión adecuadas. Ahora mismo muchos se encuentran en el proceso de aplicar medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) con el objeto de cumplir los requisitos zoosanitarios y de seguridad sanitaria de los alimentos vigentes en el comercio internacional.
La rastreabilidad de los productos será esencial para poder acceder a los mercados de importación más importantes. El análisis de peligros y puntos críticos de control (cuyas siglas en inglés son HACCP) se está situando en niveles cada vez más básicos de la cadena de producción. Ha conseguido llegar más abajo de las plantas de transformación a fin de abarcar también a los productores y se espera que finalmente comprenda todos los insumos de la acuicultura, incluyendo pienso y larvas. Muchos de los participantes en Aquamarkets 2003 subrayaron que la normalización deseada puede resultar muy difícil para los productores y redes de comercialización a pequeña escala, incapaces de asumir los costes de aplicación de las MSF internacionales.
Una participación activa
Cada vez está más claro que los países en desarrollo deben reforzar su presencia en los procesos de establecimiento de normas relativas a los productos acuícolas como el Codex Alimentarius de la FAO y la Organización Mundial de la Salud y la OIE (Oficina Internacional de Epizootias, también conocida como Organización Mundial de Sanidad Animal). Gracias a la iniciativa conjunta de la FAO, la NACA y la OIE, el sector pesquero asiático acaba de sumarse al establecimiento de normas relativas a animales acuáticos que se realiza en el seno de la OIE, el foro tradicional de los veterinarios ganaderos. La consulta de Manila también ha destacado la importancia de que los países asiáticos elaboren «posiciones comunes» para su presentación ante los organismos normativos internacionales.
Asimismo, resulta fundamental sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de las normas internacionales del comercio de productos acuáticos y de la capacitación de los gobiernos y del sector privado para que puedan cumplirlas. Muchos departamentos de Pesca de la región Asia-Pacífico ignoran estos temas y sus implicaciones, aun cuando la próxima introducción de las citadas medidas pueda suponer un serio golpe para sus productores a pequeña escala. Por ello es necesario estudiar, ahora, las implicaciones de las nuevas normas de seguridad sanitaria de los alimentos y salud animal, cuyos costes de aplicación recaerán en los productores; seguramente, los actores menos preparados para ello. Si se quiere evitar que dichos productores se vean marginados del sistema comercial de productos pesqueros, entonces se deberán estudiar y aplicar medidas oportunas.
La certificación de los productos acuícolas y el etiquetado ecológico están cobrando importancia en el contexto asiático. En un futuro próximo, los EE UU y la UE exigirán poder rastrear de algún modo los productos acuícolas. La certificación internacional y el etiquetado ecológico son medidas inminentes. De hecho, en Asia ya funcionan algunos programas de este tipo, como el programa de certificación de camarón orgánico de Vietnam; no obstante, de momento sólo abarcan volúmenes reducidos. Durante el proceso de consultas de Manila, algunos países asiáticos en desarrollo expresaron su temor de que el etiquetado derive en una nueva barrera no arancelaria, circunstancia que también perjudicaría enormemente a los productores acuícolas a pequeña escala. Si se aplica de manera justa y práctica, con consideración de las necesidades de los productores a pequeña escala de los países en desarrollo, la certificación entendida como un instrumento de mejora de la gestión acuícola puede impulsar el desarrollo responsable y sostenible del sector y paliar los problemas medioambientales y sociales asociados a ciertas formas de acuicultura. Estos objetivos requieren, empero, la activa participación de Asia en el proceso de establecimiento de principios y sistemas de certificación que tengan realmente en cuenta las circunstancias especiales del desarrollo acuícola asiático. El número de productores asiáticos a pequeña escala (y de suministradores de insumos, comerciantes, etc.) y el volumen de la facturación del sector indican lo mucho que está en juego. Por otro lado, la multiplicidad de programas de certificación podría revertir en una mayor incertidumbre en los mercados de productos pesqueros y en nuevos costos para productores y países exportadores. Habida cuenta de la inevitable aplicación de alguna forma de certificación y etiquetado ecológico a los productos acuícolas, los productores de los países exportadores asiáticos harían bien en sumarse activamente al proceso de establecer planteamientos justos y, a ser posible, armonizados.
Gracias al mayor énfasis actual en la seguridad sanitaria de los alimentos, el etiquetado ecológico y la rastreabilidad de los productos, las cadenas de comercialización están cada vez más integradas verticalmente, siguiendo la lógica «de la piscifactoría al plato». En este contexto, Tailandia planea declarar el año 2004 «Año de la Seguridad Sanitaria de los Alimentos» como parte de una intensa campaña dirigida a «sensibilizar a los productores y mejorar los métodos acuícolas en aras de una producción acuícola segura». Igualmente, pretende vincular la seguridad sanitaria en la producción de alimentos con el acceso al mercado. No obstante, la participación—esperemos que provechosa—de los productores a pequeña escala en estas iniciativas sólo será posible si se les brinda el apoyo y la asistencia financiera adecuados. Todavía están por determinar las implicaciones que los requisitos de rastreabilidad pueden tener para el sector a pequeña escala. En este asunto hay que tener en cuenta que muchas piscifactorías se abastecen a través de redes muy fragmentadas de suministradores de productos y servicios a pequeña escala (el sector de la patuna constituye un buen ejemplo de ello).
Por otro lado, la integración vertical de las cadenas de comercialización puede comportar una mayor estabilidad para los productores e incluso una nueva fuente de financiación, procedente de niveles superiores de la cadena, para cubrir los costos de la modernización de las piscifactorías. Esta ventaja puede resultar especialmente obvia en la acuicultura de camarón, que en todo el mundo genera unos 6.000 7.000 millones de dólares en piscifactoría.
Requisitos de seguridad
En el momento en el que el camarón llega al plato del consumidor, estas últimas cifras se convierten en 40.000 millones. Aun así, ahora mismo, cuando los mercados gozan de una relativa estabilidad—que seguramente no se mantendrá durante mucho más tiempo—el productor situado en el nivel inferior de la cadena, el productor a pequeña escala, debe asumir los costos adicionales que comportan los rigurosos requisitos de seguridad sanitaria de los alimentos y las medidas MSF.
De alguna forma u otra, estos productores deberían poder acceder a una mayor porción del valor final de su producto a fin de desarrollarse y adaptarse a las demandas actuales de las cadenas minoristas y de los consumidores.
Las pesquerías tradicionales y las instituciones vinculadas a la acuicultura todavía no cuentan con la capacidad necesaria para afrontar las exigencias del comercio de productos acuícolas. Por ello, resulta imprescindible que los gobiernos asistan a los actores del sector acuícola a pequeña escala (incluyendo productores, pescadores y suministradores de servicios) en su adaptación a los cambios que van a introducirse en el sistema del comercio internacional de productos pesqueros, especialmente en lo que se refiere a sus pautas y a las cadenas minoristas. Las consecuencias sociales de todo ello son muy interesantes: la expansión responsable de la acuicultura y del comercio internacional de productos pesqueros puede ser muy beneficiosa para el desarrollo humano. Con todo, para que así sea, deberán acometerse cambios institucionales con la finalidad de capacitar a los productores y favorecer su mejor organización en el nivel básico de la cadena. En este sentido, sería conveniente explorar la organización de grupos de «autoayuda», formales o informales, que de entrada parecen ser una vía prometedora de agrupar a los productores y mejorar su acceso al mercado. El apoyo que requieren los productores a pequeña escala exige conocer la situación normativa internacional en todos sus aspectos, elaborar posiciones comerciales comunes, poner en práctica medidas de capacitación y establecer las políticas nacionales y las instituciones apropiadas.
En vista de que muchas naciones asiáticas se enfrentan a los mismos problemas en sus sectores acuícolas, convendría que consolidaran su cooperación nacional, regional e internacional con respecto al comercio de productos acuícolas y a los mercados y que se aseguraran de que sus representantes en negociaciones comerciales estén lo suficientemente informados sobre las pesquerías y la acuicultura. Asimismo, habría que mejorar la cooperación entre los sectores público y privado. Aquamarkets 2003 subraya que las naciones de la región de Asia-Pacífico deberían elaborar posiciones comunes sobre temas relevantes para el sector acuícola como, por ejemplo, la armonización de normas y reglamentos técnicos a nivel regional e internacional. Pese al revés sufrido en Cancún, la Ronda de Doha de Desarrollo continúa debatiendo no sólo las normas MSF, sino también temas comerciales y acuerdos multilaterales sobre medio ambiente, subvenciones, servicios, etc., que seguramente afectarán al comercio internacional de productos acuícolas. De ahí la importancia del conocimiento por parte de los países en desarrollo de todos estos temas y de su participación en las negociaciones.